Día de todos Los Santos.

En Todos los Santos, o Tosantos, Andalucía huele a matalahúva y a castañas asadas. Aquí, hasta la muerte genera vida y , por eso, la fiesta llega a los cementerios como en Monturque y varios municipios conservan la costumbre de decorar las lápidas con velas y flores. La tradición se une con nuevas fiestas llegadas con la globalización y la celta Halloween convive con representaciones de Don Juan Tenorio. También en lo gastronómico, las calabazas comparten mesa con huesos de santo, buñuelos, poleás y boniatos. Es el tiempo en el que los vivos festejan que aún respiran y recuerdan a los muertos para no olvidar que la negra dama siempre acaba llegando a la cita.

Por todos sus rincones, a la costumbre religiosa de visitar y acondicionar los cementerios, para honrar a los difuntos, se suman otras más prosaicas. El menú en las casas también cambia.  Buñuelos de viento, huesos de santo o poleás se convierten en una oferta tradicional que acompaña a estos días de otoño.

Pero entre todos los ingredientes, este es el momento de la castaña. Por toda la geografía serrana andaluza se suceden fiestas de castañas y tostones. Desde el pequeño municipio de Beires, en Almería, hasta Castaño del Robledo, en Huelva, salir a buscar castañas y aprovechar los erizos vegetales que las envuelven para decorar la casa es una de las excusas principales para salir al campo.

Durante este fin de semana se hacen muchas celebraciones en torno al fruto del castaño como en Dílar (Granada). Aquí se asan castañas en hogueras en la plaza del pueblo y se reparten entre los asistentes con un poco de anís que hace más fácil poder digerir el fruto. En la Alpujarra granadina, en pueblos como Bubión o Capileira se celebran  las mauracas. Es una tradición traída por los campesinos gallegos que repoblaron buena parte de esta zona. En Capileira cada 1 de noviembre los mayordomos organizan una gran mauraca nocturna en la plaza del Calvario, donde vecinos y visitantes participan comiendo castañas asadas y bebiendo anís y mistela hasta el alba.

La localidad malagueña de Pujerra celebra la festividad de su patrona, la Virgen de Fátima, alrededor de la cLa música y el baile se mezclan con la degustación de más de 50 platos elaborados a base de castañas y acompañados de anís o aguardiente. Además, se pueden visitar  puestos donde se exponen las ropas y herramientas típicas en la recogida de este fruto.

Sin abandonar la provincia de la Costa del Sol, en Genalguacil se celebra el tradicional tostón. Un día en el que los vecinos se acercan al campo a recoger castañas  para asarlas y comerlas junto con la mistela, un licor elaborado con aguardiente, almendra tostada y café. Durante toda la jornada también se venden castañas, hay talleres gastronómicos en relación a esta delicia, así como información sobre el producto. 

La localidad malagueña de Ojén tiene su tostón el 8 de noviembre, un día en el que se hace honor al asado de castañas con la elaboración de platos compuestos por este fruto tan otoñal, acompañadas por  la degustación de productos como las pasas en aguardiente, la miel, tocino asado, arroz con hinojos o el potaje de castañas. La fiesta se acompaña de numerosas actividades paralelas para disfrutar en familia: baile de la patata, las carreras de sacos o los juegos de la manzana y la silla.

Hay tradiciones que han cambiado de forma con el paso de los años, pero que han mantenido su esencia como ocurre en Baños de la Encina, en Jaén, donde se incluye el abandono del pueblo aunque sea de forma simbólica. Antiguamente, las mujeres se encerraban a rezar y los hombres acampaban en el monte en las denominadas partías, mientras las campanas del municipio tañían a difuntos para ahuyentar a las ánimas. Con los años se ha convertido en una oportunidad para disfrutar de la sierra que se comparte en grupos mixtos.

Curiosa es también la costumbre de la cachetía en El Ronquillo (Sevilla). El día 1 de noviembre cada casa se provee de nueces, almendras, castañas, granadas, manzanas, naranjas, etcétera para ofrecerlos a los niños que lleguen a sus puertas entonando una de estas rimas tradicionales: «Cachetía, tía, tía,/ como no me dé una nuez/le escarranco la pared» o «Cachetía, tía, tía,/ como no me dé una castaña/ me quedo en

aquí tó el día».

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